Corta una rodaja de 1,25 cm de la parte superior de cada tomate y tira las partes de arriba.
Con un cuchillo pequeño corta alrededor de la parte interior carnosa del tomate a una distancia de 1,25 cm de la piel. Sobretodo no cortes la parte inferior del tomate.
Con una cucharilla, vacía el tomate, dejando aproximadamente 1,25 cm de pulpa pegada a la piel.
Quita el jugo y las semillas para dejar espacio a las verduras. Sala ligeramente el interior de los tomates y dales la vuelta, dejando el lado cortado hacia abajo.